Llora porque no siente lo que le gustaría sentir. Llora
porque a veces no hay culpa y no quisieras hacer sufrir a nadie, pero te
sientes malvada, desagradecida. Preguntas, demasiadas preguntas para ocultar la
única verdad que ya conoce. Pero otra cosa es admitirla. Admitirla significa
doblar en la próxima esquina y coger otro camino. Luego se busca. Se mira en el
espejo. Pero no se encuentra. Es otra.
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